miércoles, 19 de octubre de 2011

Educar o domesticar:

El otro día me preguntaron que opinaba de Supernany, y me gustaría hacer una reflexión sobre el tema de la educación.
No existe ningún atajo para educar, no hay camino fácil, los seres humanos aprendemos por el ejemplo, las consecuencias y lo que se nos enseña.
La pregunta más importante a hacerse es ¿qué tipo de persona quiero que mi hijo sea cuando sea mayor? ¿qué valores? ¿qué es lo que realmente importa? Según respondamos tendremos la clave de lo que debemos hacer
Tengo dos hijos pequeños y se muy bien lo complicado que resulta educarlos, las emociones que me asaltan cuando los veo sufrir y aún así tengo que seguir llevándoles la contraria, o lo que me hacen enfadar y llego a perder los papeles, pero gracias a ellos he aprendido muchísimo sobre los seres humanos y lo que realmente importa.
Hay dos maneras de afrontar la crianza de un hijo, una es educando conscientemente, requiere ganas y sacrificio. La otra es domesticar, enseñar a obedecer, pero... ¿realmente esto es lo que queremos para nuestros hijos cuando sean mayores? ¿qué sean obedientes?
Otro tema en el candelero es elde los límites, claro que hay que poner límites (yo todavía no les dejé tirarse por la ventana o apedrear a un gatito), también somos responsables de su comportamiento en público (no suelo dejarlos que molesten a las demás personas), pero no creo que poner límites sea lo más importante a la hora de educar a mis hijos, sino todo lo que yo les trasmito.
Si quiero que sean personas respetuosas con los demás debo darles ejemplo, si quiero que aprendan a ser felices debo enseñarles lo que realmente importa, si quiero que aprendan a pensar en los demás debo de respetarles a ellos y enseñarles a ser comprensivos con los demás.
Los premios y los castigos pueden ser métodos útiles para cosas puntuales, pero las personas son muy adaptables y complejas y hay que respetar estas características.

El otro día me hablaban de una niña que tenía celos porque había tenido un hermano como si esto fuera un tremendo problema para la madre, vamos a ver, el problema lo tiene la niña y la madre como adulto y responsable tiene que ayudarla a entender que el amor no es exclusivo, cuando un niño tiene un hermano y siente los muy lógicos celos necesita amor, comprensión y mucho sentido común por parte de los padres, no un sistema de puntos con reforzamiento y castigo para que aprenda a aguantarse sus sentimientos. Los niños no tienen la experiencia de los adultos y llevan los cambios peor, nosotros podemos tener una teoría de lo que puede pasar, pero ellos no, todavía no lo han aprendido y hay que ayudarles con esto. Los sentimientos no son ni buenos ni malos, hay que saber manejarlos.
Si nos pusiéramos en su lugar de vez en cuando no ahorraríamos muchos conflictos con los niños (no todos), entender que es lo que realmente necesitan también ayuda aunque signifique pasar una tarde entera en el parque y no tomando algo por ahí, al fin y al cabo son unos pocos años y somos nosotros los que elegimos tener hijos, deberíamos afrontar nuestra responsabilidad