Cuando se tiene un problema es mejor escribirlo que hablarlo. Conversar con alguien sobre un tema que te preocupe en el mejor de los casos no tiene efecto alguno, en el peor puede incluso ser contraproducente porque cuando estamos en grupo tendemos potenciarnos unos a otros. Si yo te cuento un problema que tuve en el trabajo con otra persona tu oirás mi versión y tenderás a reforzar mi posición lo cual puede empeorar entre bastante y mucho el problema.
Cuando ponemos por escrito un problema el proceso cognitivo es completamente diferente a cuando hablamos. Por escrito tenemos que organizar mejor la información, esto hace que analicemos el problema mejor y seamos capaces de buscar soluciones.
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